¿Cuál es la diferencia entre el nombre de dominio y la dirección IP?
Para los más experimentados, la respuesta a esta pregunta puede estar bastante clara. Sin embargo, para los curiosos o los que están comenzando en esto del desarrollo web, puede que esta duda aún no esté resuelta. Para ellos y para los que piensan que son lo mismo, comenzaremos aclarando: “no, no son lo mismo”. Aunque sí que están bastante relacionados.
¿Qué es un nombre de dominio?
Un nombre de dominio es una secuencia de caracteres que son fácilmente entendibles por una persona. Estos son utilizados para identificar un sitio web, como por ejemplo youtube.com, es.wikipedia.org, facebook.com, etc.
Al momento de querer crear un sitio web y que este esté disponible en internet, son necesarias dos cosas. La primera es el nombre de dominio, con el cual los usuarios de todo el mundo lo podrán reconocer fácilmente. El segundo es un alojamiento web, mejor conocido como hosting. El cual te permitirá disponer tu sitio web y todo su contenido a usuarios de cualquier parte del mundo.
¿Qué es una dirección IP?
Sabiendo que es un nombre de dominio y un servicio de hosting, podemos comenzar a hablar de los códigos o direcciones IP.
Una dirección IP es un código binario, conocido como el protocolo de internet (en inglés, Internet Protocol). Este código funciona con una instrucción numérica que sirve para localizar la información asociada a un sitio web por ejemplo. Un ejemplo de dirección IP puede ser: 345.56.3.245.
Teniendo claro los dos conceptos nos damos cuenta de que el nombre de dominio no es lo mismo que una dirección IP. Sin embargo, uno lleva al otro. Es decir, un nombre de dominio funciona como un link que apunta a una dirección IP.
Para entenderlo mejor, explicamos cómo funciona el protocolo de internet.
¿Cómo funciona el sistema?
Sabiendo la definición de ambos, llegamos a la correcta conclusión de que cada nombre de dominio corresponde a una dirección IP. Ahora bien, ¿Por qué no trabajamos solo con las direcciones IP? La respuesta es casi obvia, y nos conlleva a hacernos otra pregunta ¿Imaginas tener que recordar combinaciones de hasta 10 números por cada sitio web que desees visitar?
El proceso que involucra a ambos conceptos comienza cuando ingresamos un nombre de dominio en la barra de direcciones de nuestro navegador. Una vez que lo hagamos, el navegador se conectará a un servidor DNS, el cual se comunicará con un servidor de alojamiento. Este servidor de alojamiento, es el que nos proporciona el servicio de hosting.
Una vez efectuada esta última comunicación, el servidor de alojamiento comienza a buscar entre sus archivos. Finalmente, al encontrar la ubicación exacta del sitio web correspondiente, el servidor manda al navegador una dirección IP que corresponde a dicha ubicación. Una vez recibida la dirección, el navegador procede a descargar todos los paquetes de datos que correspondan al sitio web.
Todo esto con la única finalidad de que podamos visualizar el sitio web y todo su contenido en nuestro navegador. Ligeramente complejo ¿no?